La pandemia del COVID-19 nos ha llevado a utilizar la educación online para continuar con la labor docente. Si bien el escenario no es ideal, debemos considerar dicho aprendizaje para fortalecer nuestro sistema educativo.
Por Alejandro Ruiz Robles. 05 mayo, 2020.A pocas semanas de iniciar el año escolar, nadie esperaba que en Perú tuviésemos la necesidad de permanecer en aislamiento social y que la asistencia de alumnos a colegios, institutos y universidades quedara suspendida. Sin embargo, en medio de la tragedia que vivimos, garantizar la continuidad de las actividades académicas representa un reto que debemos afrontar y superar por el bien de los más jóvenes y el futuro del país.
En muy poco tiempo, nos hemos visto urgidos a buscar soluciones para continuar con nuestras labores docentes y, al igual que otros países, las hemos encontrado en tecnologías de información que permiten impartir clases de manera virtual y suplir en alguna medida nuestra labor en las aulas.
La cantidad de herramientas disponible es importante, por mencionar algunas, tenemos a Zoom, Microsoft Teams, Moodle, Blackboard, Smowl, Kahoot o Google Classroom. La popularidad de estas se ha incrementado en las últimas semanas. Zoom reporta que más de diez mil instituciones académicas a nivel mundial han optado por su solución, y Google Classroom supera ya los cincuenta millones de descargas.
Pero estas herramientas por sí solas no solucionan nuestro problema. La educación online implica un conjunto de desafíos no tecnológicos a superar. En primer lugar, esta gran oferta implica evaluar qué herramientas son las más adecuadas para impartir nuestras clases. Luego, los profesores debemos aprender a utilizarlas correctamente y adaptar nuestras clases y la forma en que estas serán impartidas para lograr los objetivos de formación buscados en nuestros alumnos. Además, debemos diseñar nuevas formas de evaluación.
Estos desafíos, dada la realidad peruana, deben tomar muy en consideración las limitaciones tecnológicas que afecten a nuestros alumnos, no todos cuentan con los recursos necesarios, una computadora o una conexión a Internet adecuadas.
Finalmente, considerando a los más pequeños, estos requieren del acompañamiento de sus padres, tanto para usar los recursos proveídos por sus profesores, como para supervisar su uso de una computadora con acceso a Internet.
Esta crisis nos ha llevado a utilizar la educación online como una alternativa para continuar con nuestra labor docente. Si bien el escenario no es ideal y el aprendizaje de profesores, alumnos y padres de familia se va dando día a día, debemos considerar dicho aprendizaje y la experiencia ganada como herramientas muy valiosas para complementar y fortalecer nuestro sistema educativo cuando hayamos superado esta crisis.